EL NIHILISMO EN HENRY MILLER
El autor de los "Trópicos" era un genio. Como todo literato creó su propio laberinto donde la mujer, con minúsculas, era solo una cosa. La cosificación de la mujer nunca fue un intento más osado que en Miller, incluyendo al más preciado escritor irlandés James Joyce. Leer los Trópicos, de Cáncer y Capricornio, es un placer estético de primera categoría. Las descripciones fulgurantes, impactantes, llegan al lector como las picadas de un enjambre de avispas. Escritos en prosa poética sin igual, los "Trópicos" aún hoy ejercen una gran influencia en todos los lectores.
Es el escritor para los escritores.Ataca y pretende eliminar todo convencionalismo moral en la relación hombre-mujer. Se redime Miller al enfatizar el "libre albedrío" de cada ser cuya herencia divina nunca se pierde si se la ejercita inteligentemente. Niega que el trabajo convencional sea fuente de "una vida rica". Coloca la felicidad individual por encima de todo colectivo humano, todo concepto. Es su humanismo de tal magnitud que descarta que haya vida en el conformismo: "Las hormigas humanas...se movían a paso de caracol, cada uno de ellos cumpliendo sin duda su destino microscópico.""Todo el mundo y todas las cosas forman parte de la vida; pero, cuando se han sumado todas, todavía falta algo para ser vida."Niega la sublimidad de la música. Puede tanto equipararla con "espuma y baba de epiléptico" que con simple excremento. Sin embargo, la practica al piano y la usa para la conquista del sexo. Crea un ambiente ensordecedor, enervante para eliminar toda inhibición, todo escrúpulo. Despierta la bestia en el hombre que se justifica en el fervor de la conquista del placer.La noche, que bien podría ser un remanso de placer y gozo, se vuelve árida y fría en el pensar milleriano.
Hoy, la noche newyorkina está años-luz de la descripción condenatoria de Miller. Cito: "La noche de nuevo, la noche incalculablemente árida, fría, mecánica de New York, en la que no hay paz, ni refrigerio, ni intimidad."El pensamiento milleriano es eminentemente poético. Contiene tanto la negación extrema como la afirmación lúcida. Un contraste inucitado entre lo onírico y lo sensible, lo imaginario y lo visible.
Cada página puede dar origen a un memorable epígrafe:"Cobijado y seguro en el negro agujero de la nada." "Somos el último punto decimal del cálculo sexual." "Cada segundo es un universo de tiempo." "La vuelta de la esquina está el cementerio: el mundo de la relación sexual." "Iba caminando por un bosque de piedra cuyo centro era el caos."
Para mi, la vida y obra de H. Miller es otra prueba de la existencia de Dios, el protector. ¿Quién pudo escribir como Él y vivir 88 años en plena libertad? Dostoievsky, no; Solzhenitsin, no; Kundera, no lo sabemos todavía.
j.a.canto, MBA
miércoles, 30 de enero de 2008
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