lunes, 12 de noviembre de 2007

CRITICA LITERARIA

Norman Mailer Vs. Milán Kundera
*Mailer died last week, in memoriam.
Entre dos grandes escritores contemporaneos, Milan Kundera y Norman Mailer, será difícil escoger el mejor. Pero, ¿Qué significa ser un buen escritor? Unos dirían ser famoso, escribir muchos libros, recibir muchos premios literarios, ser reconocido por las universidades, ser leído por el rey de España o de Suecia, haber sido publicado en la revista El Aleph, haber escrito en otro idioma que no fuese su lengua natal, ser un precandidato al premio Nobel de literarura como Vargas LLosa, ser rector de varias universidades antiguas, etc.Tanto Kundera como Mailer han logrado ya casi todas esas cosas. Brevemente, Mailer y Kundera han escrito, luchado, batallado, inspirados por una quimera inalcanzable: plasmar en sus obras el verdadero espíritu del siglo que los vió nacer, el XX. Los dos nacieron en los años 20 del siglo pasado. Los dos sobrevivieron la II Guerra Mundial y la Guerra Fría. La tragedia humana, el dolor, el odio partidario, la enajenación, el destierro, la eliminación de la identidad nacional, los gobiernos inhumanos, la consolidación del terror como método de disuación política, los avances científicos y tecnológicos al servicio del mal, la impotencia y la ineptitud institucional, la muerte de Dios, todo lo enunciado y mucho más aparece retratado, dibujado y detallado en las obras de estos dos colosos de la literatura universal contemporanea. Sin embargo, son dos personalidades distintas, muy diferentes en sus referentes culturales y políticos.Mailer, el inmenso, cuyo genio se ha mantenido en constante ebullición desde la publicación de ¨The Naked and the Dead¨ en 1948 ha publicado 23 novelas además de cuentos y ensayos. No ha hecho pausa. Posee una mente incansable, más bien inagotable, de una profundidad talmúdica. Un egresado de Harvard con todo el andamiaje de un Ivy Leaguer, pudo haber entrado a la política norteamericana de posguerra pero prefiríó el ostracismo. Se convirtió en judio errante, un liberal paradojicamente aferrado al confort de un conservador millonario. Era entonces un apóstol, un San Pablo en pantalones Bermuda y camiseta con mensajes como ¨América love it or leave it¨. Tenía coraje. Así lo demuestra su denuncia en ¨The Armies of the Night¨, un reportaje novelado de lo que fuera la marcha sobre Washington por los disidentes de la guerra en Viet Nam.Estaba en muy buena compañía. La disidencia había llegado a todas partes de la intelectualidad americana. Allí estaban los Afro-americanos, los nativos indígenas de América, los Hippies, los lunáticos de izquierda, los artistas judios, los gentiles, los religiosos. Sólo faltaban las mayorías silentes, conservadoras del Presidente Nixon y la presencia de un afamado escritor conocido como Gore Vidal (´¨Mayra Brakenridge¨). Kundera nació en 1929 en la Europa entreguerras. Vivió primero en Praga y hoy en París. A manera de jugar al adivino, apuesto a que el título de su próxima novela será ¨La Ineptitud¨. Lo digo porque el análisis pospsicológico de un gesto, un ademán, un guiño, una pose, una mirada se tornará más difícil con el tiempo. Posiblemente, Milán caerá frustrado ante la estatua de Dostoievski que sabemos se encuentra en la plaza universitaria de Praga. El alumno rara vez supera su maestro y si lo hace será ignorado por la crítica. Pero, Kundera es un monstruo genial, incapaz de eludir su destino. ¨La inmortalidad¨de su espíritu creador, su eterno femenino lo llevará a la cima. Atrapar el gesto, ¿por qué?. Coincido con Kundera, o así lo pienso, que ante la imposibilidad de asir ¨la levedad del ser¨femenino, tenemos que conformarnos con interpretar correctamente un guiño de sus ojos, una forma de caminar, una inflexión de su voz, una pose retadora que nos dice:¨Pasa de esta raya a riesgo mortal.¨ Si ¨La vida está en otra parte¨, ¿por qué insistimos en buscarla como el fantasma de Escipión a la Cartago Venusis sin jamás encontrarla? Quizás ya no existen paradigmas que nos aten a ella, a su luz fascinante, a su dulzura, a su inefable benignidad. O quizás, hemos crecido más allá de su alcance habitual y apenas comenzamos a ejercitar nuestra libertad. Kundera lo pensó todo por nosotros y le reconocemos la deuda.La fuerza de la narrativa en Milán se basa en la intuición guiada por una lógica deductiva disciplinada, espartana. No así ocurre con Mailer donde la concatenación de los hechos se pierde en un mar de conjeturas geniales, descripciones proustesques, intimidades provocativas y escandalosas, disgresiones tangenciales y a veces filosóficas, cuentos cortos dispersos en el texto, además de sus citas favoritas. En fin, el genio siempre sigue creando su propio laberinto. Está claro que los dos merecerían el premio Nobel de Literatura, uno por la calidad y gran viveza de sus escritos y el otro por la gran cantidad de obras publicadas de un inmenso contenido sociopolítico. De nuevo surge la pregunta en caso de ser imposible reconocerlos a los dos, ¿Cuál será escogido?. KUNDERA. j.a. canto, agosto 2006.

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