viernes, 1 de febrero de 2008

CRITICA

Tolstói o Dostoievski

Tolstói, 1828-1910; Dostoievski, 1824-1881

"No solamente se lee a Tolstói y Dostoievski, se cree en ellos." G. Steiner.

Tanto el progreso del pensamiento como de las políticas de la democracia dependen de que los conceptos tolstoianos y los dostoievskianos permanezcan en constante pugna sin llegar jamás a vencer unos sobre otros. La visualización de un mundo apacible donde las masas felices trabajan para el bien común en total sujeción se refleja en las obras como "Guerra y Paz", "Ana Karenina" y otras de Tolstói. Este es el mundo histórico, racional, idílico, con vidas que discurren en tranquila predictibilidad. Un mundo gobernado desde arriba que a veces desampara el ciudadano o ignora la participación del individuo. Se piensa que después de todo, ¿qué pueden ellos aportar que ya no haya sido mejor pensado por las élites gobernantes?

En contraste, el genio de Dostoievski nos confronta con la individualidad humana, con su alma irredenta, su lucha por trascender, dibujar su propio rostro sobre las aguas del tiempo, cumplir un destino superior o inferior, pero por voluntad propia. Steiner llama esta actitud dostoievskiana como "el sentido trágico de la vida" que se refleja en "Crimen y Castigo", "Hermanos Karamazov", "El Idiota", "Los Demonios" y otras 21 obras que él cita y analiza.

El sentido épico de la vida esta representado en la inmensa obra narrativa de Tolstói con 31 títulos publicados.Steiner considera a Tolstói el heredero verdadero de la tradición épica que comenzó con Homero en la literatura occidental. El racionalismo, el empirismo, la ortodoxia y el heroismo priman en el drama tolstoiano. El sentido épico reduce a los protagonistas a simples marionetas que actuan a voluntad del novelista. Son sólo emanaciones del dios escritor. Un dios pagano de estrechas miras que hace de sus tramas asuntos interminables.

La historicidad con su secuencia lineal inexorable coloca a Tolstói por debajo de la genialidad literaria de un Dostoievski. Desde el punto de vista épico todo tiene solución lógica, no hay misterios; los hombres sirven como piezas sobre un tablero universal de ajedrez cuyos movimientos son predeterminados por su posición y jerarquía. Bajo la férula del concepto épico perecería la individualidad.

Para Steiner, Dostoievski era lo opuesto a Tolstói. Dostoievski despreciaba el racionalismo. Era un maestro de la modernidad en la ´"metrópoli" del lenguaje. "Con Cristo contra la verdad", avanzaba por subsuelos y ciénagas del alma. Bordeando lo alucinatorio y lo espectral, Dostoievski componía su narrativa en la enfermedad y el éxtasis dramático. Se puede concluir que alcanzó la sublimidad de espíritu en condiciones mucho más difíciles que Tolstói y en mucho más corto tiempo. Intuimos que Tolstói era hegeliano por lo de la razón absoluta y que Dostoievski se asemeja a Nietzsche en su actitud ideológica.
j.a.canto, MBA

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