Contigo
Me imagino contigo oliendo el perfume de tus manos
Escuchando tu voz agonizante,
en los labios una mueca de esperanza.
Morías y vivías simultaneamente,
en la intelectualidad,
en la memoria,
en las palabras. "Perdónalos", decías.
Hoy, perfumes queman aventuras,
ciegan las dunas con resplandores de locura.
Eras mía cada mañana, cada tarde;
sobre las arenas movidas por el viento, el tiempo,
en Ipswich, en Marblehead.
¿Acaso huiste por amor o celos de mi abrazo triste, silencioso?
Hoy, ocupas un espacio más real, más vívido;
y pasas cual nube curtida de sol hacia la vida después del ocaso.
Me imagino contigo oliendo el perfume de tus manos.
De nuevo el aliento colma los labios y sentidos.
Enmudeces al sentir el evanescente instante fugaz y eterno dénouement.
Eras mía cada tarde.
Como hoy mentalmente beso la nube deslumbrante,
el rosicler que hacia el ocaso contigo avanza.
Y la noche se cierne sobre el mar.
Y, sobre mi, el rayo fulminante del recuerdo.
j.a.canto, 2007
lunes, 17 de diciembre de 2007
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