El Gato Tricolor
"Es inútil resistir la voluntad imperial cuando desea agenciarse un gato para descomponer un entuerto." Paráfrase de Goethe en "Egmont".
"Las causas - de la historia - serán comprendidas universalmente en toda la tierra." Nostradamus, "Carta a Cesar" (1555 a. D.)
Decía Flaubert que lo bello siempre es lo preciso, lo justo. La Biblia es de una belleza eterna por contener lo asombroso, fantástico de todas la creencias antiguas en su perfecta proporción. Recordemos el rey legendario israelita David. Mata un titán - gigante o cíclope - y después de servir al rey Saúl se agencia un gato para combatirlo. Joab era ese gato. Hesíodo nos indica que los titanes poblaron la tierra antes que Zeus se apropiara del Olimpo. De acuerdo a esa cosmogonía, ellos engendraron los héroes. El mundo moderno es fruto, creo, de la actividad heróica en el tiempo.La historia, más que relatar la condición humana, retrata el alma - en el sentido de esencia- de Dios. No el Dios de la religión sino el platónico-aristotélico, la causa primigénia, única. Llegado el tiempo preciso, aparecen en Europa una serie de actores - buenos y malos - destinados a escenificar una tragedia para después dar paso al reinado de la tragicomedia. Comienza con Dante hasta llegar a Rabelais, Cervantes, Moliere, Shakespeare y otros dramaturgos tragicómicos. La esencia - lo divino - de la década y media entre 1555 y 1570 - es el exorcismo del espíritu trágico, excesivamente serio que imbuía los principales actores: Carlos V, Emperador del sacro imperio romano y Fernando Álvarez de Toledo, duque de Alba.El primero, salomónico instructor de su sucesor el príncipe Felipe, atrapado en un universo católico de ambigüedades. El segundo, un monje de vida asceta, preocupado por elevar los impuestos para mantener un copioso ejército pan-europeo.El espíritu, sin embargo, capaz de exorcisar los demonios controladores de tales actores se encarnó, posiblemente, en otro monje, san Ignacio de Loyola. Imaginemos un seudotestamento del teólogo fundador de la Orden de Jesus. Quizás, éste iniciaría con un párrafo similar al siguiente.Todo poder temporal comienza y termina legítimamente con una decisión Papal. Todo lo extracanónico es ipso facto ilegal y tiene que ser combatido con la intelectualidad de un Maquiavelo. "El fin justifica los medios". Por eso constituirse en una Orden mendicante es no solamente apropiado sino justo y necesario. Los "gueux" de Jesus, mendigos por Cristo, no serían por siempre despreciados por los protestantes alemanes y holandeses. El duque los aleccionaría después de la muerte del santo. Contrario al pensamiento protestante, la importancia de la Biblia, esa joya de la literatura judeocristiana, sería dogma inter pares con los demás dogmas canónicos, nunca superior. El santo perdería un actor principal con el retiro del Emperador a Yuste. La insólita decisión imperial de abdicar en 1555, un acto de cierta inmanencia calvinista, da paso al martirio solapado de los protagonistas y con ellos del espíritu de la época. San Ignacio, Carlos V, el conde Egmont, el marqués Berghes, tres reinas de España, el barón de Montigny, el sultán Solimán el magnífico, llegan al último acto del drama. La comedia liberal desplaza entonces el conocimiento de las causas y establece el materialismo mercantilista que luego arrasaría con las monarquías absolutas continentales. Un libro libeloso se publica: "Relaciones" de R. Peregrino, seudónimo de Antonio Pérez,, secretario o mandarín imperial que desdice mucho de su lealtad a su señor. Había muerto el Duque de Alba. Sólo quedaba el gato tricolor, el que Dodgson en "Alicia" llamaría Cheshire Cat, el de la eterna sonrisa que se desdibuja en el pensamiento bajo la inquieta mirada de una niña. Un felino imaginario nos habla sonriente para recordarnos nuestra heróica condición. j. a. canto, 2006
domingo, 23 de diciembre de 2007
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